Vi el romanescu y no me resistí a comprarlo. Hoy lo preparé al vapor y hasta sentí pena de comerlo. Es una de las plantas más perfectas que he visto, su sabor es más dulce que el brócoli y su textura es suave. Muchos la usan sólo de adorno en mesas de banquete, no los culpo. Yo pasé un buen rato mirándo sus pequeños e intrincados conos antes de engullirlo.
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