Mi querida sobrina Alessita me presentó a Juana Molina, una argentina muy especial. Un regalito para el niñito que, escondido, todos llevamos dentro.
Yo no quería que nadie se fuera
pero el día se dio de tal manera
mesas servidas y horas enteras
en la cocina estuvo mi abuela
y se nubló
y se largó
soplaba el viento, volaban manteles
y en el cielo un manto de peltre
- Es sólo un chaparrón - les dije
Pero no alcanzó, así que
al mediodía, vacías las sillas
vino mi abuela y comimos tortilla
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