Un gato gigante sobre la mesa o un mobiliario demasiado pequeño. La mesura siempre me ha dado problemas. Desde que mi querido maestro de Literatura Medieval nos explicó que uno de los rasgos del buen caballero era la mesura, imaginé a estos hombres de hoja de lata cargando entre sus alforjas una balanza de palabras y de acciones. La medida exacta, el equilibrio, pero también la contención y la autocensura. En México, pese a lo que el resto del mundo pueda pensar, somos extremadamente mesurados, tanto que de pronto algo descomunal se escapa.
4 comentarios:
mesura es algo asi como la combinacion de mesa con llanura (una llanura lo suficientemente para que por ella se pasee un gato gigante)?
Eso piensan mis gatas que se "desparraman" en mi escritorio. No importa que la llanura esté ocupada por libros y papeles, siempre resulta desproporcionado el tamaño felino con el espacio llano o no tan llano. Gracias, poeta Iván, por darle un nombre al fenómeno y al espacio.
los mexicanos llevamos la mesura como una protección social, quizá haya momentos en que la pierda o perderá, algunos momentos lo han dado las artes, y la poesía que ahora comienza a volver a leer algunos de sus propios gestos desmesurados, se nos iba el gato grande hay que agarrarlo de la cola.
me late tu blog
Saludos
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