Si me das un sapito mojado en tus manos tiernas lo pondremos a serenar... Con nuestros cuidados crecerá. Lo alojaremos en un frasco con agua. Con el sol de la ventana le daremos calor y verás su piel hermosa brillar.
¿Y sabes? No renunciaremos a la posibilidad de que sea mágico. Por eso habrá que besarlo cada año, esperando que sea un príncipe niño.
Y si resulta el milagro, habrá que estar preparadas, enseñarlo a fregar platos y a ser muy dulce en la cama.
Octubre/2000
No hay comentarios.:
Publicar un comentario