"Bautizar a los gatos agita nuestras mentes […] viene primero el nombre que le da la familia […] todos nombres sensatos, normales, cotidianos, aunque los hay de lujo, con ecos lisonjeros. Hallaréis para damas y caballeros […] Pero sabed que un gato requiere un nombre suyo, un nombre peculiar y mucho más conspicuo […] Nombres son que jamás adopta más de un gato. Ah, pero todavía nos queda un tercer nombre […] que a nadie dirá. Un nombre irreductible al esfuerzo del hombre; sólo el gato lo sabe y no lo dice ¡quiá!"
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